¿Qué hacer para que mi perro me obedezca?
¿Qué hacer para que mi perro me obedezca?
Por: CLAUDIA LILIANA RODRÍGUEZ

Los caninos responden a un sistema de manadas donde hay jerarquías. Los dueños deben ser los líderes
Cuando hablamos de obediencia implica, en diverso grado, la subordinación de la voluntad a una autoridad, el acatamiento de una instrucción, el cumplimiento de una demanda o la abstención de algo que se prohíbe.
Para que dicha obediencia se dé es necesario comprender el mundo social en el que se mueven nuestras mascotas y establecer un vínculo cercano con ellas.
El sistema de organización social de los perros, por ejemplo, se basa en la jerarquía, en la que el individuo dominante tiene acceso privilegiado a la comida, al lugar de descanso y a todo aquello que pueda considerar de valor.
Cuando viven con nosotros, los perros muestran pautas de conducta social muy similares a las que manifestarían con otros perros. Por ello, resulta relativamente frecuente encontrar caninos que parecen no aceptar el dominio de sus dueños, que deberían ser los líderes del grupo.
Si ello ocurre, el perro se comportará de forma agresiva o rebelde cada vez que se cuestione uno de sus supuestos privilegios o manifestará una obediencia conveniente y selectiva.
Para que su mascota respete adecuadamente las normas de la casa y la posición que ocupa en la familia es importante ejercer una jerarquía matriarcal, es decir, se aplican las pautas tal y como lo haría una mamá con sus hijos, con señales claras de dominancia sin utilizar la fuerza, ni la agresión.
Cuando los perritos consideran que nos encontramos en una posición o escalón jerárquico menor que el de ellos van a manifestar conductas que alteran la convivencia como querer destruir, ladrar excesivamente, agredir a otros, pedir cariño solo y exclusivamente en presencia del propietario para poder llamar la atención.
Para aplicar adecuadamente esta jerarquía debemos trabajar en tres aspectos importantes.
1. Relación con los propietarios:
Cada vez que el peludo obtenga algo de su amo, primero deberá obedecer una orden. Dicho de otro modo, no obtendrá nada de sus propietarios de forma gratuita, y su moneda de pago será la obediencia. Puedes utilizarse diferentes órdenes.
Nunca debe molestarlo cuando esté durmiendo o descansando en algún sitio. Si en ese momento lo quiere consentir, puede llamarle pero no ir a buscarle; pedirle que se siente y ahí sí consentirlo. Si él se acerca calmadamente para buscar cariño, igual debe pedirle que se siente, si no lo hace hay que ignorarlo. Nunca deje que muerda las manos, y si lo hace, hay que decirle un ‘no’ fuerte y retirarse del sitio, quitarle el contacto e ignorarlo. Es importante que no le juegue con las manos.
2. Premios y castigos:
Siempre que su perro haga algo bien, hay que premiarlo con diciéndole “muy bien” o con galletas para perro. Recuerde que los premios alimenticios deben ser pequeños trozos de comida para que pueda asociar que su conducta está siendo premiada; si se tarda más de seis segundo mordiendo su premio olvidará realmente la razón de la premiación.
3. Alimentación:
El perro se debe alimentar a horas fijas y solo dejarle la comida por cinco minutos, sino come, se le retira el plato hasta la siguiente comida.
A la hora de servirla, suba el plato de comida a la mesa de la cocina o en el mueble donde la guarda, hágalo despacio y de vez en cuando haga como si se comiera un bocado. Cuando esté tranquilo, pídale que se siente y le pone el plato. Si no lo hace, deje la comida en la mesa y retírese; solo se le sirve cuando se siente. Antes de darle bocados de comida, pídale que se siente.
Claudia Liliana Rodríguez